Las reglas se rompieron sobre mi cabeza sin apenas darme cuenta,de pronto, y para variar, deje de tener el control de nada.
La nada me controlaba.
El todo, una vez mas, me abandonaba dejandome a merced de la ondulaciones del deseo, del querer.
Del no poder.
Maldita seas nada,
de ti siempre enamorada.
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