Sus pupilas clavadas en los mías, el escalofrío que me recorría todo el cuerpo cuando me atravesaba con esos grandes ojos fijos... La mezcla del frío de madrugada y el asfixiante calor que desprendía su cuerpo; las caricias también, y su deseo que acrecentaba al mio día a día.
El aroma de una flor en sus manos y una ilusión por pétalo guardado entre las páginas de viejos libros; mensajes de amor y vergüenza que se ocultaban entre el vaho y la lluvia; la simple e infinita ternura de unos dedos entrelazados, de unas buenas noches...
Un "te quiero" susurrado tan, pero tan bajito que solo podría escucharse entre la intimidad de unas sábanas deshechas y un abrazo que recompone hasta al corazón más derrotado.
Quizás... quizás lo imaginé, ya sabes que a veces invento recuerdos. Pero no todo fue una mentira, aunque los papeles hayan cambiado recuerdo como me buscaba, como ansiaba todo eso en mí, como quería más y más... y yo, yo no supe dárselo.
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