jueves, 27 de enero de 2011

Noches de verano.

Ayer por la noche, ya de madrugada, fui a mi pequeño balcón. Alli me acurruqué en el frio suelo y me deje invadir por el crepitar de la lluvia que caia sobre mi viejo toldo, dejé que ésta enfriase mis huesos, tanto, que el mismo tuétano gritase de agonia.

Impregné cada célula de mis pulmones con el dulce olor a tierra mojada, a tormenta de verano.
Y alli me quedé, inspirando al letargo de las horas, a las musas de lo imperceptible.




P.D "Estas son las buenas cosas de la vida, estar aqui calentita, en casa, mirando como llueve afuera"

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