A veces, en fugaces ocasiones, me encantaría volver a equivocarme, vivir de nuevo un idílico amor con cualquiera que se preste.
Un amor de esos que duelen por ser efimeros, de esos que hacen que tus ojos sean incapaces de ver, cuando todo se vuelve de un repugnante rosa, cuando nada mas te importa.
Vivir por y para el momento.
Servir a la pasión y al cariño en la misma mesa donde la desconfianza y el temor nunca fueron invitados.
A veces...
Gracias al cielo, solo es a veces.
Felicidades por tu blog, hacía tiemo que no investigaba en la blogosfera y me ha gustado este frescura.
ResponderEliminarY cuidado: lo efímero duele, pero muchísimo menos qeu lo que permanece.
Un saludo