viernes, 11 de noviembre de 2011

...

Das un paso, otro, uno más.
Y de pronto, sin previo aviso algo tira de tus tobillos, miras tus pies esperando encontrar el problema pero no ves nada.
Intentas seguir, hierves por avanzar pero es imposible, una barrera te lo impide.

Miras hacia delante y ves un reflejo que se mueve a tu par, una mano que se acerca a la tuya, unos ojos que te miran fijamente hasta que tu decides apartar los tuyos.
Tu maldito reflejo.
Decides mirar tus pies en este y aprecias unas cadenas en tus tobillos, estos sangran, sangran muchisimo, te asustas pero no puedes evitarlo.
Cierras los ojos fuerte y aprientas de igual forma tus tobillos esperando cortar la hemorragia, pero estan secos.

No hay sangre, no hay cadenas, no hay nada.
Abres los ojos y sudoroso te levantas de la cama.





Texto del 28 /08/ 2010

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